miércoles, 5 de marzo de 2014

PROJUSTICIA DENUNCIA QUE AZUCARERA AGROPUCALA SIGUE SIENDO DEPREDADA

Administración del CLAN pulveriza accionariado de trabajadores y del Estado

Nadie controla a nuevos “barones” del azúcar
Un detallado informe de la Asociación ProJusticia emitido hoy demuestra que los problemas recurrentes de Agro Pucalá se deben a una inacción total a lo largo de los años de las autoridades pertinentes que no controlan ni fiscalizan a las sucesivas administraciones judiciales  del Consorcio Líder Azucarero del Norte (CLAN) permitiendo la “canibalización” de  la empresa. Este esquema lo  repetiría el Grupo Oviedo en Tumán y Pomalca, donde se desarrolla otra investigación en curso.
En efecto, según el informe, estos nuevos “barones” no parecen estar interesados en acrecentar la productividad de sus haciendas, sino más bien en explotarlas y depredarlas, manteniéndolas en una crisis permanente de la que no tienen cuando salir, todo ello bajo la indiferencia y desinterés del Estado y sus autoridades, incluyendo el apoyo y protección de parte del poder político y judicial, y de figuras como los congresistas Yehude SImon, Velásquez Quesquén, entre otros.
Pro Justicia señala que los actuales dueños del CLAN –esto es, Carlos Roncal y Ernesto Flores, han seguido un esquema empresarial para depredar a Pucalá similar al “patentado” por el Grupo Oviedo; esto es, han creado una empresa comercializadora de azúcar –PETROCAÑA- la cual compra a precio de planta todo el azúcar de Agro Pucalá para luego revenderla al precio de mercado. Este mecanismo es tan escandaloso que incluye cláusulas como que si Agro Pucalá se demora un día en proveer el azúcar contratada, es castigada con una penalidad de 40 soles por bolsa por día de retraso. Es decir, el comprador y el vendedor son los mismos, pero si el vendedor quiere se demora y él mismo se castiga, lo que permite que el producto salga prácticamente gratis y la empresa proveedora se quede con una deuda cada vez mayor.
Dr. Fernando OPhelan

Asimismo, el informe señala las graves interferencias en los procesos judiciales como la que hizo el propio presidente de la Corte Superior de Lambayeque, Miguel Guerrero Hurtado, que intervino de manera irregular en el intento de toma de posesión de Agro Pucalá realizado en agosto del 2013, presionando por el hilo telefónico a la jueza a cargo de la diligencia a pesar de la evidente falta de garantías. Guerrero también ha estado involucrado en el continuo cambio de magistrados poco experimentados encargados del caso.
Por otro lado, el informe asegura que habría  indicios de que CLAN contaría también con el apoyo de bandas organizadas y grupos de sicarios para mantener su control de la empresa. En total, existen más de 21 muertes vinculadas al conflicto de Pucalá que no han sido debidamente esclarecidas, sin que las autoridades policiales o judiciales muestren mayor interés al respecto. Incluso actualmente los trabajadores y algunas personas que son contratadas, piden colaboración a los vecinos de Pucalá para movilizarse y comprar cohetones para que los hagan explotar a los alrededores de la empresa y así hagan notar su presencia, creando un ambiente de “terror”.
Projusticia calificó de grave el hecho que todo el acervo documentario de la empresa sea destruido cada cierto tiempo, presuntamente para no dejar huellas, por lo que aseguró solo quedan dos caminos para Pucalá salga de la crisis: uno es proceder a la convocatoria de Junta de Accionistas para cambiar a los actuales administradores, y otro es convocar a Junta de Acreedores a través de INDECOPI para terminar de liquidar la empresa, opción que parece ser preferida por los directores del CLAN. Para ello Projusticia exigió que la justicia regional asuma el caso con mayor imparcialidad y valentía, debido a las fuertes presiones que existen para dejar las cosas como están. De lo contrario, lo más seguro es que Pucalá siga siendo un polvorín que puede estallar en cualquier momento, finaliza este adelanto del informe final sobre las tres azucareras, el mismo que será presentado la próxima semana en conferencia de prensa en Chiclayo y que busca sensibilizar a la sociedad civil y llamar la atención sobre esta nueva forma de “esclavitud” económica a la que están sometidos los trabajadores de las azucareras.




ACERCA DE PROJUSTICIA
Es una asociación civil peruana multidisciplinaria  que trabaja en varias líneas de acción:

·         Problemática judicial, a nivel nacional e internacional, enfocándonos en casos de corrupción,
·         Fortalecimiento de la justicia de paz y la justicia intercultural.
·         Tratamiento judicial de la minería ilegal y de la protección del medio ambiente
·         Seguimiento de conflictos sociales, y el entorno legal de la seguridad ciudadana


Ha presentado informes sobre la trata de personas  en Madre de Dios, los efectos de la minería informal en Huánuco, los narcopolicías en Huaraz, y las cuestionadas obras de saneamiento en Iquitos. 


INFORME COMPLETO

LOS NUEVOS BARONES DEL AZUCAR - I PARTE
Una mirada a la crisis de las azucareras de Lambayeque

Informe Projusticia

Un dicho popular señala que quien no conoce la historia tiende a repetirla; y en el caso de la industria azucarera del norte de nuestro país, ello se ha convertido en una terrible realidad.
Como recuerda Peter Kláren[i], la Guerra con Chile generó un colapso económico en las haciendas azucareras de La Libertad y Lambayeque, la que solo pudo ser superada mediante la incorporación de capitales extranjeros, los cuales fueron fusionando las haciendas hasta entonces en manos de terratenientes peruanos en fundos de gran extensión. Gracias a ello, hacia fines del siglo XIX se consolidó el poder de los llamados “barones del azúcar”, de los cuales los más representativos fueron la familia Grace, Larco y Gildemeister, dueñas de las empresas azucareras Cartavio, Roma y Casagrande respectivamente.
Más de un siglo después, y a pesar que la reforma agraria buscó cambiar este esquema de poder, las ex haciendas azucareras del norte se encuentran nuevamente en manos de “barones del azúcar”, a pesar de que los mismos muestran hoy nuevos apellidos y rostros, nuevas y desconocidas fuentes de capital y una lógica empresarial distinta a la oligárquica. De esta manera, mientras los Gildemeister y Larco han desaparecido o migrado hacia otros sectores económicos, los Huancaruna, Oviedo, Roncal o Flores son quienes se encuentran al mando de estas empresas, todos ellos provenientes además de familias o grupos emergentes que han ido logrando un éxito sospechosamente rápido.
Si bien estos nuevos barones comparten con sus predecesores el apoyo y protección de parte del poder político y judicial,  a diferencia de aquellos no parecen estar interesados en expandir sus tierras y acrecentar la productividad de sus haciendas, sino más bien en explotarlas y depredarlas, utilizando mecanismos que les permiten obtener pingues ganancias mientras las empresas (y con ellas sus trabajadores) son las que cargan con las deudas, manteniéndolas en una crisis permanente de la que no tienen cuando salir. De esta manera, estas localidades siguen mostrando un panorama de pobreza y violencia, a pesar de la riqueza que sale a diario de sus campos de cultivo y sus ingenios, todo ello bajo la indiferencia y desinterés del Estado y sus autoridades.
El presente informe da cuenta de 3 casos emblemáticos de esta situación, como son los de Pucalá, Tumán y Pomalca, todas ellas empresas azucareras ubicadas en la región Lambayeque. La primera ha sido noticia pública recientemente a raíz del intento de cambio de la actual administración judicial, cambio que produjo más bien la salida del juez a cargo del caso y la extraña rotación de hasta 5 jueces que poco o nada aportaron a la solución del proceso. Por su parte, las dos últimas se encuentran en manos del Grupo Oviedo, grupo que ha sabido mantenerse al frente de ambas empresas gracias a un evidente apoyo político a pesar de ser accionista minoritario en ambos casos. Estos ejemplos muestran además el deleznable papel que viene jugando el Poder Judicial en esta situación, mostrando una falta de independencia y debilidad frente al poder que contradice todos los discursos de reforma e independencia que hoy buscan sostener las altas autoridades del sistema de justicia peruano.

1.      Pucalá: Los barones del CLAN
A decir de muchos, los inacabables conflictos por la administración de Pucalá tienen su origen en el Decreto Legislativo Nº 802, dictado el 12 de marzo de 1996 por el gobierno fujimorista, cuyo propósito fue permitir la reactivación y saneamiento de las cooperativas azucareras, entonces sumidas en una profunda crisis económica. Merced a dicho decreto, todas las cooperativas azucareras creadas en el marco de la Reforma Agraria pasaron a convertirse en sociedades anónimas, y sus deudas con el Estado y otras entidades privadas fueron capitalizadas y transformadas en acciones.
En este marco, el 10 de abril de 1997 la entonces Cooperativa Agraria Azucarera Pucalá Ltda. No. 36 pasó a convertirse en Empresa Agroindustrial Pucalá S.A., convirtiendo a sus trabajadores y jubilados en flamantes accionistas. Este cambio de nombre no sirvió, sin embargo, para mejorar el desgobierno en que se encontraba esta empresa azucarera. Recién en septiembre de 1999, luego de un irregular proceso de compraventa del 51.43% de acciones de Pucalá a través de la Bolsa de Valores, la empresa será tomada por un nuevo Directorio, encabezado por JAIME MUR CAMPOVERDE, y que tendrá como directores a  JUAN ANTONIO AGUIRRE ROCA, GONZALO DE LA PUENTE WIESE, MIGUEL IZAGA TORI, CARLOS BOLOÑA BEHR, OTTO ZOEGER NAVARRO, MARIANELLA MONSALVE AITA DE VELARDE, MIGEUL VALLEJOS VERASTEGUI y MANUEL IZAGA DIBOS.
Asumido el control de la empresa, Mur dividió Agroindustrial Pucalá en dos empresas: Empresa Agro Pucalá S.A.A., a la que se le asignaron los campos de cultivo, e Industrial Pucalá S.A.C., encargada de la administración del ingenio azucarero. Cabe señalar que para lograr su objetivo, Mur había anunciado que llevaría a cabo una inversión de 38 millones de dólares, de los cuales 25 serían para rehabilitar los campos y 8 millones para reparar el ingenio, además de comprar nueva maquinaria pesada; sin embargo, esta promesa nunca fue cumplida, a pesar de obtener un préstamo de cerca de 13 millones de soles del entonces Banco Wiese Sudameris (hoy SCOTIABANK) gracias al respaldo de gerentes como Eliane Karp, dinero que al parecer nunca ingresó en los registros contables de la empresa..
Abrumado por la carga de deudas y remuneraciones impagas, y ante las presiones del Banco Wiese, Mur abandonó la dirección de la empresa en el 2004, dejando a Pucalá nuevamente en el desgobierno. Para entonces, la mayoría de acciones habían sido traspasadas a CRONWELL ASSETS S.A., empresa off shore con sede en las Islas Vírgenes y de la que poco se sabe hasta el momento. Algunos señalan que esta es una empresa de fachada del Banco SCOTIABANK para hacerse de las acciones de Pucalá; otros señalan que fue creada por el propio Jaime Mur para mantenerse en el poder, en tanto una tercera versión la vincula a sectores del fujimorismo y en especial al ex ministro de Agricultura de dicho régimen, ABSALON VASQUEZ VILLANUEVA. Cabe recordar que cuando CRONWELL ASSETS intenta vender sus acciones, dicha venta es objetada debido a que se descubre que los “miembros” de su Directorio estaba conformado por personas humildes sin propiedades, lo que hace presumir que todo puede ser parte de una gran operación de lavado de activos.
En todo caso, lo cierto es que CRONWELL ASSETS presentó a fines del 2004 una solicitud ante el Tercer Juzgado Civil de Chiclayo para que se convoque a Junta General de Accionistas, planteando como medida cautelar temporal que se nombre una administración judicial hasta que se realice dicha Junta. Sin embargo, dicha medida “temporal” se convirtió en una situación permanente, dado que desde entonces a la fecha han pasado ONCE administraciones judiciales sin que se produzca una solución favorable para la empresa, dado que cada una de ellas solo ha buscado depredar los recursos de la misma.
El ingreso del CLAN
El primer administrador judicial de Pucalá, JULIO CESAR ALONSO CASSINI, no tuvo mayor suerte al frente de la empresa, generando nuevas pérdidas millonarias que le valieron incluso la cárcel; posteriormente, en el 2005, una Comisión de trabajadores presidida por SALVADOR ESQUEN SALAZAR asumió la administración con iguales resultados. Cabe indicar que para entonces, merced a una decisión apresurada del primer juez a cargo del caso, junto con CRONWELL ASSETS fueron reconocidos otros 11 “litisconsortes”[ii] con derecho a intervenir en el juicio, todos ellos trabajadores o ex trabajadores de Pucalá, cuyo papel va a ser importante para definir a las siguientes administraciones judiciales, así como para explicar el ingreso del Consorcio Líder Azucarero del Norte (CLAN).
Para entonces, el CLAN era una naciente empresa integrada por tres socios principales: OLIVIO HUANCARUNA, CARLOS RONCAL MIÑANO y ERNESTO FLORES VILCHEZ. De ellos, Huancaruna era el más conocido a nivel empresarial, dado que había logrado posicionar a su empresa cafetalera “Altomayo” dentro del mercado nacional e internacional; sin embargo, no tenía mucha experiencia en el negocio azucarero. Por su parte, Roncal Miñano era conocido en Pucalá desde años atrás primero por dedicarse a la venta de libros a los trabajadores, y luego por iniciarse en la comercialización del azúcar, luego de descubrir que podía adquirir bolsas de azúcar a bajo precio a través de los trabajadores jubilados de la empresa, quienes recibían dicho producto de manera gratuita cada mes y se la vendían por debajo de su costo.
La historia de Flores Vílchez y su llegada a Pucalá se remonta, a su vez, a la década de los noventa, cuando éste se dedicaba al comercio de abarrotes en Tumán, Pátapo y Pucalá. De acuerdo a los propios trabajadores entrevistados, Flores vendía pollo en Tumán y se le conocía como una persona que no tenía mayores ingresos económicos y era muy limitado económicamente; sin embargo, tenía una ventaja para muchos desconocida. Su hermano, CLEMENTE FLORES, era para entonces propietario de algunos molinos y comerciante, lo que para algunos era producto de sus relaciones con el narcotráfico. Como veremos luego, este hermano ha sido uno de los beneficiados con la venta de azúcar por debajo del costo real, lo que permite apreciar una concertación de intereses que debe ser debidamente investigada.
La estrategia seguida por el CLAN para ingresar a Pucalá fue clave para su éxito, dado que inicialmente empezaron a cubrir las deudas de la empresa y a reunirse con los trabajadores, accionistas minoritarios y jubilados llegando a un acuerdo de trabajar juntos para reactivar la azucarera. El CLAN prometió así mantener al día el pago de deudas y salarios y ampliar el hectareaje de los cultivos de caña. Gracias a ello, Huancaruna y sus socios pudieron asumir la gestión de la empresa a partir del 2006, a partir de administradores judiciales colocados en conjunto y al nombramiento de gerentes afines a ellos.
Si bien al inicio las cosas marcharon de manera positiva, pronto se hizo evidente cuáles eran los verdaderos intereses del CLAN, especialmente de Roncal y Flores. Por un lado, el CLAN fue adquiriendo acciones a los mismos trabajadores, pagando un precio muy por debajo de su valor nominal, especialmente entre los jubilados. Por otro lado, en el año 2008 se firmó un contrato de asociación en participación entre el CLAN y las empresas Agro Pucalá S.A.A. e Industrial Pucalá S.A.C., mediante el cual estas últimas prácticamente hipotecaban sus activos ante el CLAN, otorgándole la posesión de sus principales fundos y predios y el manejo casi absoluto de su ingenio azucarero.
En tercer lugar, los actuales dueños del CLAN –esto es, Roncal y Flores, dado que Huancaruna fue apartado del mismo en el 2010- han seguido un esquema empresarial para depredar a Pucalá similar al “patentado” por el Grupo Oviedo; esto es, han creado una empresa comercializadora de azúcar –PETROCAÑA- la cual compra a precio de planta todo el azúcar de Agro Pucalá para luego revenderla al precio de mercado. Este mecanismo es tan escandaloso que incluye cláusulas como que si Agro Pucalá se demora un día en proveer el azúcar contratada, es castigada con una penalidad de 40 soles por bolsa por día de retraso. Es decir, el comprador y el vendedor son los mismos, pero si el vendedor quiere se demora y él mismo se castiga, lo que permite que el producto salga prácticamente gratis y la empresa proveedora se quede con una deuda cada vez mayor.

La situación actual
En la actualidad, a pesar del continuo cambio de las administraciones judiciales, en la práctica el CLAN sigue dominando la gestión de Pucalá, gracias al contrato de asociación en participación vigente, a la presencia de gerentes y administradores afines a sus intereses y –porque no decirlo- al favor de políticos y jueces que les permiten actuar con total impunidad. Uno de los más conspicuos políticos que defiende públicamente al CLAN es el ex Presidente de la Región Lambayeque y actual congresista, YEHUDE SIMON MUNARO, quien incluso dirigió una presunta intervención  a Pucalá para “pacificar” el lugar, pero que en la práctica solo sirvió para consolidar el poder de Roncal y Flores, todo gracias al financiamiento que habría recibido de dicha empresa para sus campañas políticas.
Por el lado judicial, el apoyo parece provenir también de las más altas instancias, tal como quedó demostrado cuando el propio presidente de la Corte Superior de Lambayeque, MIGUEL GUERRERO HURTADO, intervino de manera irregular en el intento de toma de posesión de Agro Pucalá realizado en agosto del 2013, presionando por el hilo telefónico a la jueza a cargo de la diligencia a pesar de la evidente falta de garantías. Guerrero también ha estado involucrado en el continuo cambio de magistrados poco experimentados (más de 4) durante la etapa de suspensión del juez titular del Tercer Juzgado Civil, OSCAR TENORIO, así como en el sospechoso retiro de la seguridad a este magistrado al día siguiente de su suspensión por la OCMA, facilitando que se produjera un atentado contra su vida.
Por otro lado, existen indicios de que CLAN contaría también con el apoyo de bandas organizadas y grupos de sicarios para mantener su control de la empresa. En el 2005, por ejemplo, el gerente financiero de Agro Pucalà, JOSE YANCUL ZAPATA, fue acribillado de manera sospechosa, mientras que en octubre del 2008 el abogado y ex gerente de la misma, FERNANDO ARBULU ROCA, fue igualmente asesinado en extrañas circunstancias. Posteriormente, en abril del 2010, el abogado de la junta administrativa de Agro Pucalá, ALEX MONTOYA DELGADO, recibió dos disparos en el pecho y fue acuchillado por un grupo de 130 personas, cuando quiso impedir que éstos capturaran un camión con azúcar, mientras que el septiembre del 2012 la secretaria del Tercer Juzgado Civil de Chiclayo, DORIS RUIZ SALAZAR, fue asesinada saliendo de su vivienda. En total, existen más de 21 muertes vinculadas al conflicto de Pucalá que no han sido debidamente esclarecidas, sin que las autoridades policiales o judiciales muestren mayor interés al respecto..
En general, los trabajadores afirman que cuando hay cambios en la administración judicial –lo que ocurre casi cada año- se convoca a una reunión en el centro de un parque que hay dentro de la empresa y empiezan a pasar documentos para que firmen el apoyo a los nuevos administradores. Aquellas personas que estén en contra no reciben pagos y son sacados de la empresa, lo que vuelve a generar un mayor conflicto. Además, cada 4 o 5 meses hay personas que ingresan a la empresa y destruyen todo para borrar la evidencia de los malos manejos que se realizan de la empresa. Lo peor de todo es que muchas veces quienes ingresan a la empresa y reclaman no son personas de Pucalá, sino que son sujetos de mal vivir que realizan disparos al aire de manera diaria para hacer notar su presencia dentro de la empresa y el distrito.
En este marco, parece que solo quedan dos caminos para ir saliendo de la crisis en la que se encuentra Pucalá: uno es proceder a la convocatoria de Junta de Accionistas para cambiar a los actuales administradores que vienen depredando al empresa, y otro es convocar a Junta de Acreedores a través de INDECOPI para terminar de liquidar la empresa, opción que parece ser preferida por los directores del CLAN. Sin embargo, esta alternativa se encuentra bastante cuestionada por los trabajadores, quienes prefieren que se lleve a cabo una Junta General de Accionistas de una vez por todas. Para ello, es necesario que la justicia regional asuma el caso con mayor imparcialidad y valentía, debido a las fuertes presiones que existen para dejar las cosas como están. De otro modo, lo más seguro es que Pucalá siga siendo un polvorín que puede estallar en cualquier momento.





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